Enseñar pasados ¡No es tan pesado!

Enseñar pasados ¡No es tan pesado!

Pregunta fácil para hispanohablantes: ¿Cuántos pasados tiene el español? Mmmmm… ¡Parece que os hemos pillado, eh! ¿No es tan fácil la respuesta, verdad? Claro que no. Porque, como ya hemos dicho muchas veces, ser nativo/a de una lengua y conocer sus mecanismos y estructuras (es decir, ser filóloga/o o profesor/a ELE) son dos cosas muy diferentes. Como hablantes no necesitamos pensar en cuántos pasados hay, para qué se utilizan, cómo se conjugan, cuáles son irregulares… ¡Y, menos mal! Pero al iniciar nuestro camino hacia la enseñanza del español para extranjeros, estas reflexiones se vuelven imprescindibles.  Vamos, pues, a desentrañar los misterios que se esconden detrás de la “simple tarea” de contar una historia en nuestra querida lengua.

La primera dificultad que presenta el uso de los pasados en español es que tenemos cuatro tiempos, ni más ni menos: el Pretérito perfecto (he bailado) , el Indefinido (bailé), el Imperfecto (bailaba) y el Pluscuamperfecto (había bailado).  Son pocas las lenguas que cuentan con un repertorio tan amplio para el relato en pasado y esta variedad, si bien es fuente de riqueza, también lo es de dolores de cabeza para alumnos y profesores ELE. Existen numerosos matices para el uso de cada uno de los pretéritos y, sobre todo, para su utilización simultánea (que es como, normalmente, los usamos los nativos), con lo cual su enseñanza requiere de una especial atención.

¿Cómo y cuándo enseñar los pasados?

·        Cuándo: para tomar esta decisión, lo más adecuado es guiarnos por el MCER (Marco Común Europeo de Referencia), el cual establece que el primer contacto con los pasados se produce al final del nivel A1, con la introducción del Pretérito perfecto y su uso para la expresión de acciones pasadas sin fecha específica. Traducción para nativos y nativas: “He ido a Francia tres veces”, en esta frase nadie sabe y a nadie le interesa cuándo se ha realizado la acción, todo el foco está en la propia experiencia, no en su localización temporal concreta.

Será ya en el nivel A2 cuando trabajaremos de lleno con los pretéritos. Entonces  veremos el segundo uso del Perfecto (acciones de un pasado reciente, es decir, “esta tarde he ido al parque”) y la presentación del Indefinido y del Imperfecto, en sus utilizaciones por separado. “El año pasado viajé por todo el mundo”, “cuando era niña viajaba todos los veranos con mis abuelos”. ¿Cuál es cuál? El primero es el Indefinido, el segundo el Imperfecto. ¿Para qué se usan? El Indefinido para expresar acciones terminadas en un punto concreto en el tiempo, el segundo para expresar hábitos y descripciones en épocas pasadas.

En el nivel B1 ¡preparáos!  porque es cuando viene lo bueno: el contraste entre el Indefinido y el Imperfecto, es decir, el punto que más dificultades genera a la hora de asimilar los pasados del español.  Y por último, se introduce el cuarto fantástico, el Pretérito Pluscuamperfecto, el cual nos trae, para felicidad de alumnos y docentes, un poco de alivio a las clases ya que es un tiempo relativamente sencillo de usar y de conjugar. “Cuando pasé por tu casa, tú ya habías salido”, el Pluscuamperfecto nos permite expresar una acción anterior a otra en el pasado, algo así como “el pasado del pasado”, ¿no es genial?

En los niveles superiores (B2, C1, C2) lo que se procura es ya practicar y reforzar el trabajo con el contraste entre los pretéritos, que es el aspecto más complejo del uso de los pasados, además de añadir matices y, por tanto, “afinar” su utilización en diversos contextos.

 

·        Cómo: Aquí viene lo más delicado. Si bien es verdad que “cada maestrito con su librito”, también hay que decir que, al menos en nuestra opinión, ciertas pautas son imprescindibles para facilitar el aprendizaje de los tiempos pasados. Para empezar, y siguiendo siempre nuestra bien amada gramática cognitiva, es fundamental estructurar la enseñanza con los pasos necesarios para que sean los propios estudiantes quienes deduzcan las reglas. ¿Cuál sería este camino? El que toma como punto de partida el uso del tiempo verbal y luego se dedica al estudio de la forma, es decir, la conjugación; y el que en cada uno de esos análisis promueve la reflexión autónoma de los estudiantes a partir de preguntas y ejemplos contextualizados, antes de que el o la docente  postulen la norma.

Todo/a nuevo/a profesor/a se dará cuenta muy pronto, con la experiencia, de que es el mismo alumnado el que se interesa, sobre todo, con cuándo, cómo y por qué utilizar el tiempo presentado, antes de preocuparse por los regulares o irregulares.

 

·        Pongamos un ejemplo: queremos enseñar el Pretérito imperfecto y uno de sus usos básicos, la descripción en pasado. Para ello, podemos empezar contextualizando el tema con fotos antiguas de la ciudad en la que trabajamos y estimular a los estudiantes a que respondan “¿Cómo era Barcelona antes?”. Escribimos las respuestas en pizarra y, a partir de ese primer input, empezamos a familiarizar a los alumnos  con el nuevo tiempo. Luego se propone la lectura de un texto en el que se describe la vida en la ciudad en el siglo pasado y de ese material se extraen, a continuación, ejemplos del Imperfecto. Será entonces cuando guiemos a los estudiantes a la deducción de su uso, con una actividad como la siguiente:

En el texto aparecen verbos subrayados que están en un nuevo tiempo del pasado: el Pretérito imperfecto. ¿Entiendes qué expresan? Marca con una X la opción correcta.

Pretérito imperfecto.

Se usa para: 

●       Describir lugares y situaciones en el pasado

●       Hablar de hechos que solo ocurrieron una vez

 

Una vez aclarado su uso, nos dispondremos al análisis de la forma del nuevo tiempo, por supuesto sin dar la conjugación resuelta sino con “pistas” para que los estudiantes la descubran por sí mismos. Por ejemplo:

Selecciona un verbo regular de cada una de las terminaciones, escribe el infinitivo y conjúgalo en Pretérito imperfecto.

Esta secuencia (que aquí os mostramos de forma reducida) puede resultaros orientativa para la presentación de cualquiera de los pasados ya que, con mil y una variaciones según la imaginación y el gusto de cada profe, así como el posterior trabajo con sus correspondientes marcadores temporales (para el Pretérito Imperfecto: en aquella época, cuando tenía 10 años, en la década de los 60, etc) constituye  un trayecto básico para aproximarse a un nuevo tiempo de forma inductiva.  

Ahora bien, ¿cómo hacerlo cuando la misión es introducir, no ya un pasado, sino el uso de dos al mismo tiempo? Tranquilas y tranquilos, también para esto tenemos propuestas.

·        El contraste de pasados: si preguntamos “¿Alguna vez has ido a Granada?” y nos responden “Sí, fui una vez, en 2005” seguro que lo último en lo que pensamos es que estamos usando en contraste el Pretérito perfecto y el Pretérito indefinido. ¡Pero así es! Una maravilla todo lo que activamos inconscientemente cuando hablamos… Y es esa naturalidad, ese uso cotidiano, lo que debemos intentar trasmitir a nuestros alumnos, con ejemplos tan simples y prácticos como éste a fin de facilitar su comprensión, en lugar de presentar reglas abstractas y demasiado teóricas.

Sin embargo, a la hora de abordar el más complicado de los contrastes, el del Indefinido y el Imperfecto, la cuestión quizás no es tan sencilla.  Sin duda, este es uno de los puntos gramaticales más duros para los estudiantes, posiblemente porque también lo es para el profesorado ELE. Infinidad de estudios se han publicado al respecto, manuales dedicando capítulos y capítulos al tema y a día de hoy la mayoría de los alumnos es en este contraste donde más comete errores. ¿Qué falla? ¿Cómo podemos ayudarlos? Nosotros optamos por algunas teorías creativas y cognitivas, como  la del famoso huevo frito. Sí, sí, huevo frito. La imagen arquetípica de un huevo frito nos puede facilitar enormemente la vida en este terreno, al identificar  la yema  (el corazón del huevo, el nudo) con el Indefinido y la clara (lo que lo rodea) con el Imperfecto. De esta forma, materializamos en un dibujo muy familiar y sintético la regla general del contraste: con el Indefinido expresamos las acciones principales de una historia, aquellas que hacen avanzar la acción, y con el Imperfecto, las descripciones que rodean esas acciones (clima, escenario, emociones, etc). Por supuesto, esta regla no la presentamos directamente con el huevo, sino que a ella llegamos a través del relato de una historia personal (el día en que llegué a Barcelona, por ejemplo) cuyos verbos los vamos colocando a medida que hablamos en la yema o la clara según sean de uno u otro tiempo.

Como esta forma, hay muchísimas otras para la presentación de este “hueso duro”, pero en lo que nosotros hacemos especial hincapié es en el hecho de darle un formato visual, lúdico, sencillo a la compleja teoría que hay de fondo para que, justamente, no nos resulte ni a los profes ni a los estudiantes unos pasados tan pesados.

Que, por cierto, ¡no lo son! Nos la podemos pasar muy bien enseñando y aprendiéndolos. Además de llevar a la clase ELE presentaciones gramaticales inductivas, que fomenten la participación activa de los estudiantes, el otro secreto consiste en practicar los pasados de forma lúdica y en contextos reales. Con juegos como “hundir la flota”, crucigrama o “memory” podemos aprender la enorme lista de irregulares del Indefinido, por ejemplo; y con prácticas como “preguntas atrevidas para saber la última o la primera vez que hiciste algo”, “busca a alguien que” (clásico juego en el que los estudiantes buscan por la clase a una persona que ha hecho algo determinado y completan una lista en el menor tiempo posible) o juegos de mesa para contar cosas sobre la infancia, entre miles de otras ideas, nos podremos reír de lo que, en un principio, parecía tan terrible: el intrincado y apasionante sistema de pasados en español.

 

Flor Ragucci

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