“¡Se ha dormido! Momento perfecto para preparar la clase”. ¿Quién piensa esto al menos tres veces por semana? ¡Adivinasteis! Las profesoras y madres, madres y profesoras. La conciliación laboral, omnipresente cuestión en la vida de quienes trabajamos y tenemos hijos, ocupa, por supuesto, también un lugar predominante para las profesoras de español para extranjeros. ¿Cómo llevarlo a la práctica? ¿Cómo seguir cuidando de mi hijo/a y disfrutando de mi vocación? ¿Cómo mantener mi independencia económica? ¿Cuáles son mis derechos? ¿Alguien me contratará siendo madre de un niño/a pequeño/a? Estas son algunas de las tantas preguntas que nos asaltan ante la idea de agrandar la familia a muchas mujeres que no concebimos este precioso proyecto de vida sin que nuestro desarrollo laboral forme parte de él.
En el caso concreto de la enseñanza de español para extranjeros, las mamás- profes nos lanzamos a la aventura diariamente para poder compaginarlo todo. No es una tarea fácil, como no lo es en ninguna otra profesión dadas las condiciones generales del sistema laboral, pero hay que decir que las profesoras ELE a la vez que obstáculos encontramos algunas ventajas. Escuchemos, leamos a continuación, a diferentes profesoras y madres que comparten sus experiencias. Porque siempre es bueno acompañarnos. E inspirarnos.
Las profes- mamás autónomas
Quienes no forman parte de una institución (una academia o escuela) y dan clases particulares o a empresas son profesoras ELE autónomas. También lo son aquellas emprendedoras que han creado su propio centro o negocio. En ambos casos, estas mujeres gozan de un gran beneficio: ¡No tienen jefe! Y, aunque suene obvio, es algo que para alguien que busca conciliar su trabajo y su vida familiar lo cambia todo.
Flexibilidad, palabra clave. María Blanco, directora de la escuela de español Languages4Life y del centro de formación de profesores ELE Barcelona, nos cuenta que para ella esto fue lo fundamental a la hora de compaginar los dos grandes proyectos de su vida (¡que, cuidado, sucedieron de forma simultánea!). “Tuve la enorme suerte de que mis dos socios fueran muy abiertos, flexibles y pro maternidad. Ellos en ningún momento me pusieron pegas, lo cual me acompañó, no me sentí en absoluto ninguneada”, explica María. “De hecho, recuerdo asistir a muchas reuniones con gestores, abogados o profesores con el bebé enchufado a la teta. O, por ejemplo, cuando no tenía a quién dejar la niña iba a la escuela con ella. Me daba miedo hacerlo pero después veía que a todo el mundo se le caía la baba con un bebé, así que me sentí muy arropada”.
La apertura de nuestro entorno laboral es, pues, crucial. Sin la comprensión por parte de los otros de las infinitas responsabilidades que asumimos cada día las madres y profesionales, más el cansancio que acarreamos, la conciliación se vuelve imposible. Pero también otro tipo de flexibilidad es imprescindible para llevar a cabo la cruzada: la horaria. Tanto en el caso de una emprendedora como María, como en el de una profesora de clases privadas, el hecho de no responder a una jornada laboral fija e inmodificable supone una enorme facilidad.“Me tengo que ir porque hay que recoger de la escuela a la niña. No pasa nada, sigo desde casa” o “la tengo que llevar al médico así que hoy voy más tarde a la academia” son situaciones habituales en la cotidianeidad de María que, gracias a trabajar para sí misma y no tener que responder a horarios encorsetados, puede gestionar de un modo más humano.
Algo similar le sucede a Laura, profesora de español para extranjeros que da clases particulares a una veintena de alumnos de forma on-line y presencial. “Al quedar embarazada, uno de los grandes miedos que tuve fue el de no saber cuánto tiempo coger de baja para poder cuidar de mi hijo lo suficiente sin perder a mis estudiantes”, nos cuenta. En efecto, este es otro de los grandes dilemas de una profesora ELE autónoma, ya que no dispone de los cuatro meses de permiso de maternidad que contempla el sistema laboral en España. La contracara de la flexibilidad, que como todo en este mundo la tiene, es la falta de seguridad. “Esto al principio me angustiaba mucho pero luego entendí que era una desventaja a la que, pese a todo, podía sacarle partido. Al contrario que otras colegas que debían retornar a sus jornadas de 8 horas fuera de casa en el escaso tiempo de la baja maternal (¡todas coincidimos en que es insuficiente!), yo tenía la posibilidad de hacer una vuelta gradual, negociada con mis estudiantes y acorde a las necesidades de ambos”. Así lo hizo Laura y a partir de los tres meses del pequeño comenzó a dar algunas clases a distancia (las más “urgentes”, las que preparaba para exámenes, por ejemplo) y luego, poco a poco, fue sumando las demás, permitiéndose una reincorporación más orgánica, siempre gracias- claro está- al apoyo de su pareja y familia y a la comprensión de sus alumnos y alumnas.
Las profes-mamás empleadas
Las profesoras de español para extranjeros que trabajan en academias quizás no cuentan con la flexibilidad que tanto valoramos, pero sí con condiciones laborales y económicas más estables, lo cual, sin duda, constituye otro de los pilares de la satisfacción profesional. De todos modos, las jornadas de trabajo en los centros de enseñanza de español suelen ser mucho más compatibles con la crianza que las de oficinas, comercios o, incluso, otras instituciones educativas como las escuelas primarias y secundarias.
“El trabajo de profesora ELE además de que me encanta, me permite conciliar bastante bien con mi vida familiar porque me cuadran los tiempos del cole de mis hijos y los de mis clases. Entro cada día a las 9 a la academia y salgo a la 1, así que llego justo para recoger a mis peques de la guardería y la escuela”, afirma Julia, docente en un centro de español para extranjeros en Barcelona. Para ella, tan importante como la colaboración de sus compañeros y jefes a la hora de confeccionar su agenda es la labor de las educadoras de sus dos hijos. “Quiero resaltar cómo la conciliación laboral no sería posible tampoco sin el esfuerzo de toda una red que empieza por el personal de las guarderías y termina por los abuelos y abuelas, piezas fundamentales en el puzzle que montamos día a día”.
Las profes- mamás, siempre creativas
En este recorrido por las vivencias de mujeres que concilian su labor de enseñanza ELE con la maternidad, no podemos dejar de lado algo que, paralelamente a las cuestiones prácticas y organizativas, también se halla en el centro de las dos esferas vitales: ¡la inspiración y el amor! El trabajo de profesora de español implica juego, creatividad, risas, imaginación y, desde luego, aprendizaje. Ni que decir el de ser mamá.
“Nosotros trabajamos con Gramática cognitiva, es decir que nos fijamos mucho en la manera orgánica en que aprenden los niños el lenguaje y, ahora que mi hija tiene 3 años, estoy alucinando porque toda esa teoría y práctica que llevamos a cabo en la escuela está cobrando aún más sentido, es un círculo que se cierra”, explica, emocionada, María, directora de ELE Barcelona y Languages4Life. “Estoy comprobando cómo se adquiere la lengua desde el punto de vista de una mamá con su hija y ahora me siento mucho más formada para trabajar, más consciente, porque veo qué palabras ella aprende, si lo hace de forma visual o auditiva, cómo adquiere los gestos”, comenta. “Ahora en vez de preparar el material en la escuela lo hago en casa con ella, recorto tarjetas, papelitos con palabras o imágenes y ella está encantada. ¡Es mi nueva estudiante! Es una maravilla, ahora estoy disfrutando muchísimo de la maternidad y de mi trabajo, tengo la sensación de que, por fin, hay una sinergia entre ambos y todo fluye”.
Si nos lo permitimos, si nos damos un pequeño tiempo en medio de la vorágine diaria para tomar conciencia de lo que hacemos, seguro que cada profesora puede retroalimentar su tarea educativa con las experiencias junto a su niño o niña y viceversa. Son dos universos tan cercanos… Por cierto, ¡que se ha dormido, momento perfecto para escribir este artículo! ¿Quién ha tenido este pensamiento? ¡Adivinasteis!
Flor Ragucci