Para los y las amantes de la buena cocina y la buena educación, hoy vamos a ofreceros una receta única: los pasos, uno por uno, de la preparación de una clase de español para extranjeros memorable. Este plato requiere ingredientes que, en general, podemos encontrar en casa y su elaboración no es demasiado compleja sobre todo si, previamente, hemos hecho una buena formación como profesores ELE. Os animamos, pues, a tomar nota ¡y a probarlo en el aula! Seguro que os quedará una clase de rechupete.
Ingredientes
Para la preparación de la clase:
- 1 kilo de motivación
- 700 gramos de creatividad
- ½ kilo de investigación
- papelitos, cartulinas, cola, tijeras (opcional)
- fotocopias (opcional)
- 2 plantillas de planificación
- 3 tazas de información lo más detallada posible de los alumnos
- 4 cucharadas soperas de anticipación de problemas y soluciones
- un cafecito, té, zumo y/o algo rico para acompañar (opcional pero muy recomendable)
Para la puesta en práctica en el aula:
- 750 gramos de paciencia
- 1 kilo de empatía
- 750 gramos de buen humor
- ½ kilo de puntualidad
- 750 gramos de organización
- ½ kilo de preparación del aula y los materiales
- 300 gramos de improvisación
- 1 kilo de presencia y atención continua
- 2 kilos de participación activa de los alumnos
- una pizarra
- un ordenador (opcional)
- la hoja de la planificación
- papel y boli a mano
- un reloj
- un buen vaso de agua
Elaboración
Para la preparación de la clase
- Comenzamos poniendo en remojo la motivación desde la noche anterior. Luego, por la mañana, le añadimos la creatividad bien fresca y una hora aproximadamente de investigación en diversas páginas de internet especializadas en ELE, en nuestros manuales de español para extranjeros preferidos y en materiales auténticos, es decir, periódicos, revistas, televisión, radio, Youtube, redes sociales, etc. Todo esto es recomendable acompañarlo con un té, cafecito o dulce a elección.
- Volcamos todos los ingredientes en las diferentes casillas de la hoja de planificación detallada de modo que quede un documento organizado y claro para poder consultar en cualquier momento que necesitemos. Añadimos poco a poco cada uno de los elementos, siguiendo siempre un orden adecuado para la consecución de nuestros objetivos finales de la clase. Sin revolver, apuntamos el tiempo de cada actividad, sus objetivos, procedimiento y materiales.
- En el otro molde de planificación que teníamos apartado, colocamos nuestros objetivos generales (comunicativos, lingüísticos, léxicos y culturales). Cortamos en rodajas bien finas la información detallada de los alumnos y sobre esa base ponemos con mucho cuidado lo que suponemos que nuestros estudiantes saben y lo que queremos que aprendan durante la lección. Espolvoreamos con la anticipación de problemas y sus posibles soluciones y llevamos al horno por 40 minutos, junto a la bandeja de la planificación detallada.
- Para el relleno, vamos a preparar los materiales que necesitaremos durante la clase. Aquí hay muchas opciones, según el gusto de cada uno. Podemos utilizar fotocopias (las mínimas imprescindibles), tarjetas, juegos de mesa, pelotas, puzzle, fotos, carteles… todo lo que la imaginación y las posibilidades nos permitan. Lo importante es que, sea cual sea el material elegido, lo calentemos a baño maría para que no se queme y luego lo guardemos en un lugar resguardado o lo plastifiquemos para poder reutilizarlo en otras ocasiones.
Para la puesta en práctica en el aula
- En una cazuela ponemos la paciencia, la empatía y el buen humor y removemos a fuego lento durante una media hora antes de la clase. Dejamos reposar y, cuando la mezcla esté templada la esparcimos por el molde. Con una cuchara untamos la puntualidad por los bordes y así ya tendremos lista la base sobre la que se asienta toda clase ELE memorable.
- A continuación, sacamos de la nevera la organización junto con la hoja de planificación detallada que habíamos previamente preparado y las vertemos en el aula, mínimo 15 minutos antes de que lleguen los alumnos. Revisamos el plan de clase, encendemos el ordenador o probamos el audio si es que los utilizamos, terminamos de cortar los papelitos que faltaban o de organizar las fotocopias para que todo esté listo y al alcance durante la sesión. Es también el momento de disponer el mobiliario del aula según nuestras necesidades: revisar la cantidad de sillas (ubicarlas preferentemente en semicírculo), abrir las ventanas para ventilar, iluminar a gusto.
- Una vez fuera del horno, la clase que planificamos está lista para servir. Esperamos tranquilamente la llegada de los alumnos y, desde el primer minuto, estamos presentes y atentos a ellos. ¡Nunca olvidar de silenciar el móvil porque se arruina la mezcla!
- Otro consejo importante de presentación es el respeto por la secuencia de actividades y el tiempo dedicado a cada una, sino es probable que la clase se nos desmonte y no la podamos disfrutar tanto como lo deseamos. Para eso es fundamental echar siempre un vistazo a la hoja de planificación que tendremos al lado y al reloj que, preferentemente, llevaremos puesto. Pero, de todos modos, recordemos tener siempre a mano una pizca de improvisación, que nos salvará en caso de imprevistos (cosa que sucede a menudo en las mejores cocinas).
- El ingrediente estrella de la clase ELE ideal es la participación activa de los estudiantes. La añadimos poco a poco desde el comienzo hasta el final, siempre siguiendo la secuencia adecuada y controlando, eso sí, que no sobrepase en exceso los tiempos estipulados de cada actividad ¡para que no nos quede empalagoso!
- Durante las interacciones de los alumnos, siempre hay que corregir sus errores. Para eso es importante contar con dos utensilios maestros: un papel y un boli. Con discreción, escucharemos atentamente sus producciones orales y apuntaremos los fallos para luego, en la pizarra, escribir los más relevantes o los más repetidos y, entre todos, intentar corregirlos. Esta es una técnica que, sin duda, dará a tu clase un sabor único.
- Por último, al desmoldar la lección en el aula, no te olvides de disponer de un vaso de agua para hidratarte ¡Tus cuerdas vocales te lo agradecerán! La respiración también es un ingrediente que puedes aprovechar para mantener la serenidad y la energía y así saborear al máximo de una clase ELE deliciosa.
¡Qué aproveche!
Flor Ragucci