Todos los españoles del español

Todos los españoles del español

¿Qué español enseñar?

Hoy empezamos con una obviedad: en la clase ELE enseñamos español para extranjeros. Pero, tranquilos, que continuamos con algo que, en el seno mismo de esa afirmación, ya no es tan evidente: ¿Qué español enseñamos? ¿El de España? ¿El de Latinoamérica? Y, ya que estamos, vamos todavía un poco más allá y nos planteamos: al elegir la norma española ¿cuál de sus variedades?, al optar por la americana ¿cuál de ellas exactamente, siendo la lengua oficial de 19 países?

Uno de los factores que contribuyen al aumento imparable del prestigio del español como segunda lengua es, sin duda, la enorme extensión territorial que abarca y el abanico multicolor de culturas que se abre al aprenderlo, pero esta gran diversidad conlleva, también, una dificultad añadida tanto para el estudiante como para el profesor. Por eso es necesario tomamos un tiempo para reflexionar sobre las variedades del español y su papel dentro de la clase ELE. ¡Allá vamos!

ELE = español estándar + variedad preferente + variedades periféricas

“¿Qué español enseñar?” sería entonces la primera pregunta que deberíamos hacernos. Desde hace más de una década esta cuestión preocupa a docentes e investigadores y la conclusión hasta la fecha se resume en una fórmula: ELE = español estándar + variedad preferente + variedades periféricas. El estándar es lo que podríamos llamar “lengua general”, es decir, los elementos troncales, comunes a todos los hispanohablantes. La variedad preferente es la que elige el profesor como modelo principal para la producción de los aprendices y dependerá del lugar en el que se realice el curso y de las necesidades específicas de los estudiantes. Las variedades periféricas, finalmente, son aquellas que representan geolectos diferentes de la variedad preferente o central del curso y, tal como lo sostienen también desde el Instituto Cervantes y el Marco Común de Referencia Europeo, es muy positivo incluirlas en la clase tanto para dotar de herramientas a los alumnos a la hora de desenvolverse en diferentes zonas geográficas,  como para educarlos en tolerancia e interculturalidad.

Ahora que ya somos plenamente conscientes de los diversos modelos lingüísticos que engloba nuestro querido español, la siguiente cuestión será dilucidar cuáles son esas variantes. La primera gran frontera dialectal la tenemos en el Océano Atlántico, claro está, en la división entre el español de España y el de América Latina. En España la situación es un poco más fácil - aunque no exenta de matices y subdivisiones para quien quiera profundizar - porque existen dos grandes zonas: la septentrional y la meridional. La primera es la que engloba el habla de la mitad norte del país (castellano de Castilla, Aragón, León y La Rioja) y la segunda, la mitad sur (andaluz, extremeño, murciano y canario). Pero en el vasto y multiforme territorio latinoamericano, la clasificación resulta más complicada y, de hecho, a día de hoy no existe un acuerdo unánime acerca de qué criterios seguir para dibujar un mapa u otro de zonas dialectales.

Grandes aspiraciones

Podemos, entonces, como profesores ELE limitarnos en clase a tener en cuenta los principales rasgos fonológicos y gramaticales que distinguen al español de América con respecto del de España, y estos son el seseo, el yeísmo, la aspiración de la -s final de palabra, el voseo y el uso preferente del Pretérito Indefinido, en lugar del Pretérito Perfecto.

A estas diferencias tendríamos, luego, que sumarle en contextos específicos pequeñas muestras de la infinita riqueza de vocabulario que baila por todo el continente, para lo que los manuales de español como lengua extranjera cada vez están mejor dotados de actividades.

Aquí entraríamos en el tercer punto que conviene revisar en torno al papel de las variedades dialectales del español en la clase ELE. ¿Cómo llevar esta diversidad a la clase? Por suerte, pese a la complejidad que este enorme abanico de variantes lingüísticas comporta, también hay que decir que es una gran fuente de recursos para un profesor ELE. Las diferentes formas con las que un español, un argentino, un mexicano o un chileno llama a la fresa o saluda a un amigo es algo que a cualquier estudiante interesado en la lengua y la cultura hispanas le llama la atención y disfrutará de analizarlo. Canciones, poemas, vídeos, películas, publicidades, entrevistas a personajes famosos… Los materiales de trabajo son múltiples y las posibilidades de explotación didáctica también, solo es cuestión de dejarse llevar - ¡y sorprender! - por la fascinante multiculturalidad que engloba nuestra lengua y, seguro, que el siguiente paso será volcarla a gusto en el aula.

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